El olor de las estrelllas (palabras leídas en la presentación de La Niña y el Astrolabio)

Orestes Castro García autografiando un ejemplar de su primer libro.
Antes de presentar la hermosa historia de este cuaderno, es necesario explicar al lector (o recordarle) el significado de la palabra “astrolabio”: instrumento que luce como un reloj, y en épocas muy antiguas, hace ya muchos siglos, utilizaban los marinos para determinar la posición de las estrellas sobre la bóveda celeste, que no es más que el espacio infinito donde se mueven los astros. Este instrumento era usado por navegantes, astrónomos y científicos en general y les servía para conocer la hora a partir de la latitud, o viceversa; averiguaban la latitud en la que se encontraban (si el norte o el sur), conociendo la hora. 


Mi amigo Orestes Castro, artista plástico, cazador de estrellas y autor de este álbum ilustrado, es un enamorado eterno de la poesía y de los niños. Y les contaré un secreto de él: fue uno de los creadores de la popular Calabacita, sí, esa que aparece en televisión y pasea por el cielo sobre una almohada voladora para invitarlos a dormir. En esta ocasión ha escrito para ustedes, con un lenguaje tierno y sencillo, esta historia narrada por un astrolabio que descubre que está viejo y destartalado, aunque con muchas ganas de vivir. Leer línea a línea La Niña y el Astrolabio sumerge al lector en un mar de nostalgia, que es un sentimiento de pena tan antiguo como los propios personajes de este cuento. De hecho, aunque uno de los personajes se llama La Niña, no es esta precisamente una muchacha que va a la escuela primaria, sino un adorno de feria, de los que abunda en muchos de nuestros hogares: un pequeño barco dentro de una botella. La Niña, que en realidad es el nombre de una imitación en miniatura de una de las tres embarcaciones que trajo un señor llamado Cristóbal Colón a Cuba hace varios siglos, es ese barco dentro de la botella.


Ahora bien, aunque el lenguaje de este relato es tierno y sencillo, expresa emociones que uno tiene a todas las edades, y se adivinan sentimientos de añoranza, abandono, deseos de libertad, además de las ansias por alcanzar los sueños, pero también hay humor, así como alusiones a lahistoria del descubrimiento de América. Con la lectura de estas páginas es posible aprender y sonreír al mismo tiempo, gracias a la aparición fugaz de otros personajes y a la manera en las que su autor los ha ilustrado, lo cual es un aspecto que quería destacar. El cuaderno es delgado, pero está lleno de figuras graciosas, colores y letras. Y este tipo de libro se llama álbum ilustrado porque permite narrar el cuento de La Niña y el Astrolabio a través de palabras o de dibujos.
         
Editorial Gente Nueva, 2015.
Orestes, el creador de esta maravilla narrada, cuya magia se puede captar desde las primeras líneas, resalta valoreshumanos en sus escenas, como la importancia de la imaginación, la amistad, la poesía, el misterio, la solidaridad, el aliento y la protección que le brinda el Astrolabio a La Niña, que vivía ajena a todo dentro de su botella (“Mi burbuja de cristal”, como dice ella en algún momento). 
Portal y patio de la Casa Taller Antonia Eiriz.
Invito a los niños, las niñas, sus padres y maestros, a que lean este y otros textos, a que busquen siempre el conocimiento, a que mantengan viva la curiosidad y a que hagan muchas, muchas preguntas.Y ahora acérquense a este mundo colorido donde también aparecen sapos, catalejos, faroles, rosas náuticas, juguetes, barcos, tormentas, ríos y mares. No es casual que el Astrolabio sea un instrumento muy viejo y La Niña muy joven, piensen que él puede ser el abuelo de ella y, como se sabe, nuestros abuelitos son lo que más y mejores historias tienen siempre para contarnos a la hora de acostarnos, aunque no para que durmamos, sino para que soñemos despiertos. 


  Que disfruten la lectura. 

 
 Muchas gracias.

Alamar y El Vedado,
13-14 de diciembre del 2016 

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