Orlando Boffill, fumador de pinceles

Obra: Hombre con hombro.

Visite la galería virtual y sitio web oficial de mi amigo/hermano/hermigo Orlando Boffill Hernandez, artista de exquisito pincel, verbo afilado, sangre joven, mirada y gafas de  Lennon, origen cubano, graduado de Historia del Arte en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, residente en Syracuse (Estados Unidos), pero antes en San Miguel de Allende (México) y otro poco antes en el Vedado y en la prehistoria de los antes casi hasta los 40, vivió entre San José de Las Lajas (Mayabeque) y su querido y ya mítico San Miguel del Padrón (La Habana), donde todavía lo esperan otros amigos y excelentes artistas de plástica de cuyos nombres quiero acordarme: Orestes Castro García, Aliosha Aracil, Sixto Bosmenier… entre otros.  
El gato de Frida (2015). Acrílico / Tela
72 x 56 (inches).

Horizonte (2016). Acrílico, lienzo y monedas / Madera
24 x 24 (inches)
Nadie diría que Orlando tiene cuerpo de viajero, pero así son las ironías de la vida, burocráticas y extra-artísticas. 
Obra: El domador.
En el cuarto-estudio de su casa en Veracruz, San Miguel del Padrón.
Asiduo de la ironía diplomática, el chiste ilustrado, la buena literatura (su biblioteca es absolutamente envidiable); el Havana Club (reto a los mejores bebedores del mundo a que se reten a tragos con él); Los Beatles, Silvio, Pablo, Sabina, Serrat, Charly, Fito… y un largo etcétera polifónico, los títulos de sus muestras muchas veces dejan una huella clara de esas influencias lúdicas, polisémicas, sugerentes, en más de una ocasión desde la intertextualidad con obras maestras de casi cualquier rincón del planeta, o no: Tropicollage, Me veo claramente, Algunas veces en La Víbora, Juegos mentales, Muecas para pintores, Resumen de noticias o Fantasy, por solo citar algunas de sus 16 exposiciones personales y no de sus más de 20 colectivas.


De la serie Boffill: obras recientes (abril de 2016). Galería Art Mora. Nueva York, Estados Unidos.

Compre o deguste su propuesta variopinta, donde los códigos y símbolos llevan, felizmente, a disímiles personajes de estructura geométrica, de miradas oblicuas y sonrisas caricaturescas; hiperbólicos vigilantes, desde la sombra de sus poses, su grotesca simetría (o asimetría, nunca se sabe), que nos invitan a numerosas lecturas y las lecturas a sensaciones y las sensaciones a círculos y los círculos a los colores y los colores a los temas de siempre y a las cuestiones que no se resuelven nunca sobre lo humano, lo divino, sobre el ser social y el ser cubano. 

Descanso durante la creación de El gato de Frida.
La idea fija.
¿A dónde van?



Obra: Caballo por su casa.
  
Navegue por estos cuadros, que por suerte son sus obras incompletas, ya que ahora mismo, manchado de pies a cabeza, seguramente imagina su próximo lienzo, en San Miguel del Padrón o en San Miguel de Allende, en el Vedado o en Syracuse. O lo está creando. Figúrenselo.

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