El amor en dos canciones/ dos poemas/ una poemación
Para Y. C.
Es verdad
¡Ay,
qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Federico García Lorca
(Fuente Vaqueros, 1898-Camino
de Víznar a Alfacar, 1936)
Por tu amor me duele el aire,
Marta Gómez y Javier Ruibal
Soneto
Cerca
de ti ¿por qué tan lejos verte?
¿Por qué noche decir, si es mediodía?
Si arde mi piel, ¿por qué la tuya es fría?
Si digo vida yo, ¿por qué tú muerte?
¿Por qué noche decir, si es mediodía?
Si arde mi piel, ¿por qué la tuya es fría?
Si digo vida yo, ¿por qué tú muerte?
Ay,
¿por qué este tenerte sin tenerte?
¿Este llanto por qué, no la alegría?
¿Por qué de mi camino te desvía
quien me vence tal vez sin ser más fuerte?
¿Este llanto por qué, no la alegría?
¿Por qué de mi camino te desvía
quien me vence tal vez sin ser más fuerte?
Silencio.
Nadie a mi dolor responde.
Tus labios callan y tu voz se esconde.
¿a quién decir lo que mi pecho siente?
Tus labios callan y tu voz se esconde.
¿a quién decir lo que mi pecho siente?
A
ti, François Villon, poeta triste,
lejana sombra que también supiste
lo que es morir de sed junto a la fuente.
lejana sombra que también supiste
lo que es morir de sed junto a la fuente.
Nicolás Guillén
(Camagüey, 1902-La Habana, 1989)
Soneto,
Amaury Pérez Vidal
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tus senos,
un
olor entre azul y amarillo,
un
tenue olor a sábado con lluvia,
a
cine mudo con música de pájaros.
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tus manos,
un
olor entre blanco y violeta,
un
tenue olor a poemas nocturnos,
a
balcón hacia el mar,
a
miradas de escándalo.
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tu vientre,
un
olor entre verde y saliva,
un
vivo olor a sábanas y copas,
a
sopas tibias y marea revuelta.
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tus piernas,
un
olor entre negro y cansancio,
un
olor cursi, casi barítono,
casi
palabra escatológica.
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tus muslos,
un
olor de colores indecisos,
un
olor triste y cándido.
Los
árboles tienen un olor
parecido
al olor de tu sexo,
pero
no tanto.
El olor de los árboles,
Alexis Díaz-Pimienta
(La Habana, 1966)
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